Se nos acabó el día, ese maravilloso 6-6-06 (o sea, 666, que habrá alguien que no lo pille fácil), y vino a ser de lo más soso.

Seguramente es que yo tengo una visión demasiado espectacular de las cosas, pero qué menos que una catástrofe bíblica, aunque sea una cosilla de poca chicha, pero algo. No sé, podría haber sido una plaguita de nada (una invasión de langostas caníbales asesinas, llover ranas venenosas desde baja altitud¹, una invasión de ninfómanas extraterrenas no cuela ¿verdad?), el convertir las aguas en otra cosa (lo del vino y la sangre está ya muy visto, por el tema de ser un poquito original, convertir el agua en Pepsi habría sido la bomba, aunque como idea de exte blog, convertirla toda en mi agüita amarilla parece que es más apropiado), un exterminio al azar y borrar del mapa una ciudad de vicio y perversión² (como Sodoma y Gomorra³, por ejemplo), una maldicioncita (lo de las estatuas de sal también está muy visto, mejor algo como «se te caerá la minga a trozos a tí y a siete veces siete generaciones de hombres de tu familia» o «jamás en la vida aprobarás matemáticas, ni tú ni tu descendencia hasta que los monos dominen la tierra»⁴), un diluvio de nadita también habría estado bien⁵.

Y eso por no abusar, porque lo suyo habría sido que apareciera algún dragón de 7 cabezas y 10 coronas sobre las 7 cabezas con 10 cuernos por corona, viento en popa a toda vela, no surca el mar… en fin. No es que yo pida que un día como el de ayer apareciera un bicho con el glamour de un Godzilla o un Gamerah (hay cosas que están más allá incluso del poder de Dios o el Diablo), pero habría estado bien un muñequito gigante de los marshmallows⁶, o una Supercarmen de Mairena… no, mejor no abusar…

En fin, que al final, na de na. Tanto bombo y platillo que solo ha servido para que estrenen una película que para colmo seguramente ni voy a ver. Iba a decir algo también sobre las sectas que proclaman el fin del mundo, aprovechando que seguro que alguien lo habría puesto de fecha, pero pensado que puede dar para un post diferente⁷, ya que se me ocurren varias cosas y últimamente no estoy como para echarlo todo junto.

Hala, echad por la sombra.

1. Es que si caen desde mucha, se nos esclafan y no sirven, claro, que hay que pensarlo todo. 2. Aunque pensándolo mejor no, que debe ser la única ciudad divertida en muchos km a la redonda. 3. Que todos sabemos lo que pasaba en Sodoma, pero qué harían los pobrecitos gomorranos para merecer aquello. 4. Aunque vistos algunos políticos, ese día puede estar más cerca de lo que creíamos. 5. Seamos serios, en junio a los estudiantes ya nos diluvia… la mierda. 6. Atención, guiño cinéfago. 7. Además de estar hoy especialmente vago. 8. ¿No te has dado cuenta que no hay 8 en el texto? 9. Lo tuyo es vicio…

Después de pasarme un fin de semana salvaje estudiando senoides discretas y montándomelo con el análisis de frecuencias así en plan lúbrico total, pensando en robopilinguis y demás guarrerías que uno puede encontrar en los apuntes de una carrera técnica.

Así que me pongo delante del blog y lo miro, y el me mira a mí, y solo consigo pensar en vectores y funciones variables en el tiempo, qué horror, cómo voy a hacer yo un post así… Si al menos tuviera un tema…

De momento oigo «puf» y tras un ligerísimo olorcillo a azufre y colonia de Armani aparece una versión minúscula y roja de mí mismo, uno de mis musos, que abre la boca… ¡Tetas y culos! ¡Tetas y culos! ¿Por qué no me sorprendo? Así que intento ignorarlo. ¡Tetas y culos! ¡Tetas y culos! Lo miro con cara de malas pulgas, estoy empezando a cansarme de este muso. Bueno, siempre puedes tomarle el pelo a tus lectores… otra vez. Mmm, creo que si vuelvo a hacerlo tan pronto puedo empezar a recibir anónimos amenazantes. ¿Qué tal algún tema escatológico? Unas caquitas a tiempo siempre vienen bien. Uf, no, que ando con el estómago delicado. ¡Tetas y culos! ¿Quieres dejarte ya de tetas y culos? Joder, un poquito de seriedad por una vez.

Estoy deseando que aparezca otra conciencia mía, a ver si me da más alternativas. Si lo conozco como lo conozco me dirá que abra mi corazón, que cuente mis penas y mis dudas, que le de a mis lectores la posibilidad de conocerme mejor…

Oigo música celestial cuando aparece mi segundo muso, viste una túnica inmaculadamente blanca (tal que si fuera lavada con Perlán, a mano y a máquina), un aura brillante lo rodea. Una expresión de suprema tranquilidad inunda su rostro, su mirada provoca una inmensa paz de espíritu y su voz inspira la mismísima sabiduría… Hijo mío… tetas y culos.

Iros al peo los dos…

Todos los años nos pasa igual, cuando llega Año Nuevo los propósitos tipo «este año no voy a seguir comiendo polvorones hasta Semana Santa», «me dejo el tabaco, me pongo a régimen y me apunto al gimnasio, este verano voy a estar pa’comerme», «voy a comprarme por fin una bicicleta y se va a cagar el Indurain aquel» o «este año follo». Igualito que todos los años.

Lo que pasa en realidad es que en mayo se acuerda uno que desde Reyes lleva pasando tres pueblos de los buenos propósitos, y a mitad de mes empieza a contar los días que quedan para ponerse cual bellezón griego. Los pronósticos no suelen ser demasiado buenos, en 15 días no da tiempo de verdad a quitarse de encima esos kilitos, la piel de naranja, las manchitas de la piel, esos pelos del culo que parecen una barba de 10 días (esto en teoría era una pulla para los hombres, espero que ninguna mujer se de por aludida) y quedarse como los chorros del oro.

Pues sí, pero no, oro del que cagó el moro; porque en 15 días no da tiempo a nada, por mucho que la idea sea meterse en los mismos bañadores de cuando tenías 10 años menos (o más). Pero por probar que no quede. Como mínimo hay que probar con una dieta (que por cierto, ya que parece que se puedan hacer dietas con cualquier cosa, a ver si hacen una con salchichón ibérico), con parches reductores de esos (que te los pones en los cuernos y te quitan las pistoleras, aunque en realidad más que pistoleras tengas a todo el séptimo de caballería ahí), una faja reductora para las lorzas que da la curva de la felicidad (que más que curva, es como una enorme montaña rusa), unas cremitas para la piel de naranja (aunque está claro que en ese tiempo lo que necesitas es una piedra esmeril), un yogur que mata grasas con la misma efectividad que el Fairy Ultra Turbo 16 válvulas (y que lo mismo sirve para fulminar triglicéridos de esos que para petrolear el motor del coche), y veintemil cosas más que hay veces que no sabes si hay que comprarlas en la ferretería o directamente la NASA lo envía por correo. ¿Farmacias? Venga ya hombre, cómo se van a vender en farmacias esas cosas si tienen que ser hasta radiactivas…

Sin duda lo peor es cuando caes en comprar los aparatos de gimnasia milagrosa, como ese para hacer abdominales que como se te vaya la mano pierdes los dientes en un hostión de padre y muy señor mío, o las máquinas de remo que son facilísimas de montar y una vez plegadas son lo suficientemente pequeñas como para guardarlas en cualquier armario empotrado vacío que tengas en casa. Si después de 3 días no las has reventado del uso… te habrás hartado de ellas, o te habrás destrozado los abdominales, la espalda, los hombros y hasta el dedo gordo del pie derecho (esto no por la máquina en sí, sino por la patada a la máquina después del correpondiente momento de rabia al darte cuenta en qué podrías haber gastado el dinero de comprarla).

Por si acaso, además ir a la playa todo blanco es un horror, los primeros días son una agonía mientras vas cogiendo color… Sí, color cangrejo, porque los primeros días te retuestas cual guiri despistao y luego vas que no te pueden ni rozar sin que rabies de dolor y con un color horrible. Y no hablemos si tienes un trabajo «al aire libre» y has pillado un moreno previo de esos modelo albañil, con el corte a mitad del brazo; o incluso peor, el modelo de moreno taxista, que solo llevas moreno el brazo izquierdo que es por la ventanilla que entra el sol en el coche… Así que otra cosa que hay que plantarse es la loción bronceadora, no sea que uno llegue a la playa sin broncear y con ese corte horriiiiiiiible.

Total, que cuando llega junio (o julio, a las fechas que estamos tanto monta monta tanto), estás básicamente igual que cuando empezaste le macro régimen con ejercicios variados, pero tienes la cuenta corriente tiritando (en Agosto, para que veas que alguien iba a tener frío, aunque sean tus números rojos)…

Yo he optado por una solución mucho más sencilla y tradicional (y muchísimo más barata). He comprado un cartoncito y unos rotuladores y… bueno, el esquema de funcionamiento tampoco es muy complejo…