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La felicitación de la muette

Estimados amiguitos, en las fechas tan señaladas que se avecinan (y me refiero a las Navidades, no a los exámenes de diciembre, porque si en el Carrefour ya están en plena campaña yo no voy a ser menos), vuelveeeee a casa vuelveeeee como el turrón eso que todo el mundo espera ansiosamente durante todo el año (por lo menos los que saben que existe): la felicitación que el menda lerenda dibuja y distribuye (puro spam) a manta preferentemente antes de que llegue el dichoso día 25 de diciembre fun fun fun.

Ni más ni menos que la felicitación oficial, oficiosa y personal del autor del TPF (que no es poco decir). Los que nunca antes la han recibido dificilmente pueden hacerse a la idea de los primigenios horrores y aberraciones iridiscentes salidas de las más profundas simas de la locura que en ella moran; los que sí la han recibido antes ya saben de qué va la película, y probablemente también sabrán que la felicitación de este año se basa vilmente en el boceto que el año pasado censuré por exceso de mala baba.

Como me pierde el sentimiento jolibudiense, me veo casi casi obligado a hacer el teaser trailer correspondiente… En realidad no hay mucho que poder contar (claro, es que si cuentas mucho sobre una tarjeta se pierde toda la gracia), pero si en años anteriores los elementos claves constitutivos han sido Santa Klaus y respectivamente: el sobrino de Harry el Sucio (2002), un yunque y Gil Grissom (2003), una farola y una botella de JB (2004),… este año las palabras clave son 9 ejes y parrilla. Si las felicitaciones de años anteriores merecieron calificativos como «engendro del diablo», «la mayor monstruosidad desde la autobiografía de Yola Berrocal», «el autor de esto no puede ser más que un enfermo mental» o «no había visto jamás en la vida semejante muestra de sadismo, pero qué risa», la del 2005 va a batir todos los records…

Por supuesto recibirán en su correo todas las personas adscritas a mi lista VIP (si tienes dudas de si estás o no en mi lista VIP, es que no debes estar, la realidad es dura), y si hay alguien más interesado siempre puede solicitarlo (si se adjunta un billete de 10 o superior hay más probabilidades de recibirlo) dejándo un mensaje por aquí mismo o en mi correo.

Frase del día:
«A veces no hacemos cosas para evitar que los demás vean que queremos hacerlas.»

Cuando uno le coge el punto a eso de serlo…

Como decía creo que era Wilde, «la moda es algo tan horrible que hay que cambiarla cada seis meses», ya tocaba tocarme las narices (valga la redundancia) con el temita de las modas, y es que las modas ya no van según la ropa o el coche que se estila, la moda ya toca los coj… perdón, la moda ya se mete en cualquier tema hasta en cómo tiene que ser la gente.

El caso es que estaba yo leyéndome la Elle esta tarde (por si salía algún reportaje sobre lencería, a ver qué vamos a pensar) y descubro que me vuelven a cambiar los esquemas. Si hace algún tiempo se empeñaron en poner de moda al hombre metereosexual ese, ahora van y nos lo cambian por el chapas (o chaps, o algo así); o sea, ahora que yo me estaba acostumbrando a ser un metereosexual de pro, ahora resulta que me quedo obsoleto y me tengo que volver a transformar.

Porque yo por estar en el candelabro lo que sea. ¿Eh? Vamos, que llevo ya un montón de tiempo que me ducho todas las semanas, con jabón y todo; que tengo el armarito del cuarto de baño a reventar de cosas inútiles que me compré el día que me volví un metereosexual de esos (que no se para qué voy a querer ahora el bote de desodorante), y que el otro día hasta me peiné. Para que veáis cómo de en serio me he tomado esto de la transformación. Pero no, ahora ya no se lleva (lo que me fastidia, porque la noticia me ha pillado a mitad de decidirme por afeitarme el trasero, así que ahora tiene que volver a crecerme el pelo del lado derecho del pompis), ahora se llevan los chaps, chas o chapas esos, como se llamen.

Ahora tengo que dejarme de historias de esas de tanto asearse y demás (porque supongo que si con estos no le ponen tanto énfasis será porque no hace falta), así que podré pasar a darme la ducha preceptiva el primer jueves de cada mes, por eso de no abusar del peache de la piel y tal que también hay que cuidarlo un poquito. Ahora lo que se va a llevar es ser un gentleman inglés, o sea, que hay que ser educado, cortés, bienhablado y sobre todo tratar bien a las mujeres. El estándar este del chapas no dice nada de si hay que llevar o no también metido un palo por el culo, espero que no…

O sea, que hay que pasar otra vez por el aro de la moda y ahora tengo que convertirme en una tío que se parezca a algo así como un Lawrence Olivier (pero en cachas, claro, no voy a perder musculitos para ser un chapas de esos), con mi trajecito de tweed (con esos cuadritos odiosos hasta decir basta) impecablemente libre de arrugas (y cuidado que si te sientas te salen arrugas en cualquier lado, así que nada de sentarse, un gentleman nunca se sienta), con mi gorra modelo caza del zorro, mis calcetines subidos hasta la pantorrilla (que espero sean suficientemente gruesos para que no me los atraviesen los pelillos) y demás. No dice nada sobre la pipa, el monóculo y el paraguas, pero la cosa está clara: si hay que fumar se fuma (porque fumar pa ná es tontería, pero si es por estar en la cresta de la ola modística yo me engancho hasta a los Celtas sin filtro), el monóculo me puede dar problemas porque yo no se si eso se vende en estancos (porque en ópticas ya estuve mirando y no), y el paragüas es que me da la risa floja de pensar en llevarlo aquí, precisamente aquí que o no llueve o cae en trombas que te da igual paragüas, chubasquero o techo de bobedillas blindadas porque te mojas igual. Vamos, que por un lado me voy a dar un asco que te mueres pero por el otro voy a estar pa comerme to entero (que espero que sea el que vean las mujeres). Lo de hablar bien creo que puedo llevarlo aceptablemente, sobre todo lo de ser un caballero con las mujeres y no decirles cochinadas al cruzarme con ellas en la calle (el caso es que Paulov tenía razón, si le dices una cochinada a una chica y te cruza la cara de una hostia, después de repetir el experimento una docena de veces se te quitan las ganas de volver a hacerlo). Al final va a resultar que se me va a dar mejor esto de ser un chapas que lo de ser un metereosexual.

Con un poco de suerte, lo siguiente que se pone de moda es el «cromagnon style» y puedo darle rienda suelta a mis genes masculinos más desaprovechados. Imaginaos qué magnífica estampa, me emociono solo con pensarlo…

Y bueno, que creo que eso era todo por hoy, que me cago en las modas.

Frase del día:
Decipimur specie recti.

El problema de la aviónica

Cuando ya parecía que nada podía ir peor y que llegaríamos al Apocalipsis cabalgando sobre un bidón de crudo vacío, resulta que vamos a diñar todos estornudando y moqueando como si no hubiera Dios, por culpa, ni más ni menos de los Cuatro Pollos del Apocalipsis.

Sí amiguitos, hoy vamos a hablar de la Gripe aviónica esa, que se transmite entre las bichas de manera acojonante y sin lugar a dudas va a poner contra la pared a todo aquél que tenga nariz (lo que me preocupa sobremanera, ya que yo precisamente chato no soy). No irá muy desencaminado el ministro inglés que dijo que si la gripe caviar esa llegara al Reino Unido se iba a armar el cirio pascual y los muertos se iban a contar por decenas de miles, sin duda alguna estará seguro de lo que dice y no será un comentario alarmista típico; salió por la tele, y si sale por la tele yo me lo creo porque lo que sale por la tele siempre es verdad (aunque estoy seguro que el respetable ya se habrá dado cuenta de ese detalle y no hará falta iluminarlo). Y eso que los ingleses son gente que se ducha y demás, aquí en España el tío ni se lo planteó, sin duda alguna pensando todavía que somos los gorrinos que teníamos fama de ser en siglos anteriores (y eso no, que yo me ducho una vez al mes aunque no haga falta, y me consta que no soy el único).

Últimamente en los USA ha llegado a decir alguien que si la gripe magiar llega a su territorio la van a diñar 2 millones de usanitas (con permiso de Pérez-Reverte), que así visto por encima parece el 1% de la población de por allí. Yo ya no se si cuando alguien hace declaraciones así lo hace ya pensando en el slogan de la película sobre el desastre, y en los royalties, a mí hay veces que de verdad me lo parece. Lo que no me queda claro es si será la gripe quien liquide a los dos millones de estadounidenses o van a ser los tiroteos en la cola de la farmacia cuando comiencen a escasear el inistón y el frenadol, que tal como están las cosas allí lo veo factible, que la cosa está muy malita. Yo recuerdo en los viejos buenos tiempos que había un apagón tremendo y a los 9 meses lo que había era un baby boom (claro, a oscuras no se pueden hacer muchas más cosas aparte de niños); ahora hay un apagón tremendo y a los 9 meses están todavía contando las bajas; con el resto de cosas vienen siendo igual, allí en vez de Operación Salida tienen ya Operación Cola del Pan.

Aquí en España ni fu ni fa. Están vigilando los bichos con alas que llegan desde fuera (y no puedo evitar imaginarme un guardia de aduanas en helicóptero volando al lado de los patos pidiéndoles papeles y si llevan algún virus que declarar), y se preparan por si hubiera que hacer una escabechina de seguridad (y es que muerto el pollo se acabó la gripe), mientras nos dicen que a 70º centígrados el virus la palma mucho y se puede comer uno las pechugas con total seguridad. Y cosa rara, aquí nos han dicho que para que la gripe tiene que mutar para convertirse en realmente peligrosa para el género humano (y a mí, que el verbo «mutar» aparece en cientos de películas de serie Z carne de videoclub grimoso o madrugada de T5 que se ha tragado el nene religiosamente, se me aparece en sueños el virus convertido en una masa informe iridiscente plagada de pseudópodos fungoideos y viscosos salidos de las más profundas simas de la oscuridad más allá de las estrellas, devorando a la gente en medio de la calle por docenas… muy lovecraftiano, lo sé), y si buscamos un poco resulta que la bicha esta ha liquidado un par de cientos de personas desde que la conocieron en el 2001 (Charles Bronson liquidó a más gente en sus películas, Stallone se fundía el solito a muchos más solo en Rambo III, y Jason ha hecho filetes con su machete a unos cuantos más en los Viernes 13, y nadie ha puesto el grito en el cielo), que hablando un poquito en serio el resfriado común se ha llevado por delante a bastantes miles más en el mismo espacio de tiempo.

Pensándolo un poco, con la cuenta de muertos que lleva la gripe de marras y el resfriado común, no se cómo es posible que no haya salido ya una encuesta que diga: «contagiarse de gripe aviar evita morir por resfriado común», del estilo de lo que estamos ya acostumbrándonos aquí. Habrá que ver el pollo que se lía con ésto (sí, el juego de palabras es intencionado, y es bueno pero como no me lo va a decir nadie me lo digo yo, ¿qué pasa?).

Frase del día:
– ¿Qué haces tú aquí?
– Buscando un pollo.

Anecdotarium Vitae IX: A nadie amarga un dulce

Se conoce que yo estaba haciendo un examen aquél día (lo que significa que yo estaba escribiendo en las hojas del examen, no que estuviera contestando bien, ni siquiera que estuviera contestando lo que me preguntaban). No voy a decir de qué era, porque ni sirve de nada saberlo ni me acuerdo (de verdad de la buena).

Andaba yo aquél día pensando en lo caro que se había puesto el chorizo (he ahí mis posibilidades de aprobar) y mirando las hojas del examen fijamente. Y ya lo dijo Nietzsche, si miras al interior del abismo, el abismo mirará en tu interior, o lo que es lo mismo: yo miraba el examen y el examen me miraba a mí.

Aquél día, casualidades de la vida, quien estaba sentado a mi derecha era una fémina (cosa rara en una carrera que parece un campo de nabos). No voy a entrar en si estaba mejor o peor porque en un examen tampoco importa mucho (excepto en una ocasión que ya contaré otro día si me acuerdo, pero eso es otra historia y otra chavala, chavalas). El caso es que hayá por mitad del examen la susodicha empezó con un leve carraspeo, al poco comenzó a toser, y a la media hora su traquea amenazaba con emanciparse y tomar las de Villadiego.

En el caso de un hombre me hubiera importado un pimiento (al fin y al cabo, por muy molesto que fuera el sonido de la tosera la pérdida de concentración asociada no iba a afectar en nada a mis posibilidades de sacar adelante el examen), pero era una mujer, y el firmante es un caballero (así me va). Me giro y le pregunto a la compañera «¿crees que sobrevivirás?», y tjo tjo, se ríe, tjo tjo ag. Entonces me acuerdo que llevo en la mochila unos caramelos, ya se sabe, nunca salgas de casa sin tus chicles de 4 sabores al menos, unos mentos, los solano y a ser posible alguna gominola; me levanto como quien no quiere la cosa y me voy a la mochila, hurgo hasta encontrar los caramelos y me vuelvo al pupitre. Me giro y se los ofrezco; a lo que, evidentemente en alguien que prefiere morir de viejo que por expulsión espontanea del aparato respiratorio, los coge y se toma uno.

Y cuando me los devuelve dándome las gracias por lo bajini, precisamente a la vuelta, me mira un profesor con esa cara típica de «se te va a caer el pelo» de cuando pillan a alguien chuleta en mano o cuando el cura decía aquello de «si te la tocas te quedarás ciego». Y se me pasa por la cabeza darle todas las explicaciones, pero no, ni explicaciones ni nada.

Cuando me vengo a dar cuenta he alargado la cajita de caramelos de fresa y nata en dirección al profesor y le digo «¿gusta usted?», a lo que me responde con el «no, gracias» menos convencido que me han dicho en la vida. Así que todavía no se si el profesor éste se quedó pensando si sería el intercambio de chuletas más descarado que había visto en su vida, o que quería un caramelo pero le daba palo cogérselo a un alumno. Vete a saber.

Frase del día:
«El camino al infierno está empedrado de buenas intenciones.»

Cumplecórneas feliz

Ayer a eso de las 11:30 de la mañana cumplí el primer mes con mis corneas nuevas, bueno, ya no son tan nuevas ni están a estrenar porque les he dado algo de uso (me daba palo gastarme la pasta para dejarlas dentro del envoltorio sin abrir).

En este tiempo en el que nos hemos ido cogiendo confianza he descubierto algunas cosas interesantes, a saber: que la fotofobia no era ni de las gafas ni de la operación porque si salgo a la calle sin mis gafas de sol (que tuve que cambiar) sigo sin ver tres en un burro, que el universo existe más allá de la distancia de un metro cuando me meto en la ducha (y es que hubo un filófoso que dijo que todo era imaginario y nosotros vivíamos en una ilusión, y yo creía que al quitarme las gafas y dejar de ver más allá de mis narices le daba la razón), que cuando llueve ya no me hace falta limpiaparabrisas (y mira que lo eché en falta durante años), y algunas cosas más pero probablemente menos importantes.

Aunque la mayor y más grande iluminación que ha llegado a mí durante este mes fue anoche, a eso de las 2 de la mañana. Si me despierto con sed y me levanto a beber agua descalzo, mis capacidades visuales cuando no enciendo las luces para no despertar a nadie y tengo iluminación cero siguen siendo las mismas, con lo que si me cambian de sitio un tiesto de 30 kilos (planta incluida) las posibilidades de crujirme un pie contra el susodicho son muchas, muchísimas diría, ingentes posibilidades… Coño, que duele.

Buaaaaaaaaaaa.