En un lugar concreto de la geografía marciana, digo… murciana.
– ¿Entonces qué, la tienes gorda?
– Sí, desde hace muchos años.
En otro lugar concreto de la geografía murciana, dos días antes.
La habitación está prácticamente a oscuras, apenas la iluminación procedente de dos monitores planos de ordenador y un pequeño foco mortecino en una esquina de la habitación. Hay una chica vestida de verde al otro lado del monitor, mirándolo y mirándome alternadamente mientras me da una conversación completamente inocua e insípida.
– Apóyate aquí, así cuando empecemos te moverás menos y acabaremos antes.
– Vale. – Y allá voy yo y me agarro a ese buen par que tiene. El buen par de asas de la máquina de medir, porsiaca.
Hace diez minutos que he entrado por la puerta del lugar, nada más entrar me acerco al mostrador y les digo «que soy Yo, que me manda Fulanito», entonces la señora mayor de blanco llama a una chica de verde y le dice «este, mamografía», me miro el escote inexistente por si últimamente me ha pasado algo que no haya percibido y me alivio al ver que todo sigue como siempre, «¿perdone?» le digo, «topografía» repite vocalizando mucho más, ah, coño, así sí, mucho más claro. En realidad lo de topografía tampoco me convence demasiado, me imagino a la de verde con el teodolito y yo sosteniendo la vara reglada…
– A ver, ahora ponte aquí que vamos a empezar.
Total, que primero paso por una máquina que más parece un instrumento de tortura inglés (por lo retorcido) y que tira destellos rojos como los efectos especiales de una película de serie Z de los 80, y que tiene una serie de círculos naranjas fluorescentes cuyo único fin parece ser el de marearte y dejarte a merced de la de verde. Termina la medición con ese cacharro y me dice que «la verdad es que tiene una pinta estupenda». Psa, si es mía tiene que ser cojonudo por fuerza. Después me pone con sumo cuidado un líquido que me deja los ojos (porque estamos hablando de los ojos, verdad?) como si me hubiera pasado llorando toda la mañana (cosa que hubiera conseguido igual solo con darme la factura al entrar, en vez de al salir), entonces me coloco en otra máquina y ella me pasa una especie de lector láser varias veces por cada ojo, cada vez que lo coloca en una posición el ordenador hace «piiit». Es que me lo imagino, con lo gomias que son todos, en la pantalla del ordenador: «piiit, cristalino, 200€», «piiit, córnea, 600€», y a juzgar por lo que me cobraron por los pitidos tenía que ser así.
Cuando acabé de pasar por la caja del Carrefour… perdón, por el segundo aparato de medición, la de verde hace que me siente en otra silla y que mire arriba que me va a echar unas gotas. Me dice que mire arriba pero me pone el escote a la altura de la nariz. ¿Entonces en qué quedamos? Me centro en las gotas que se supone que es a lo que he venido y la muy /&·»%· me dice «te voy a echar varias para que te haga más efecto y así cuando llegues a tu oftalmólogo ya te estarán haciendo efecto y estarás dilantando», yo pienso para mis adentros que con lo que me van a cobrar por la fiesta completa para pagarlo voy a tener que dilatarme otra cosa… Cuatro gotas en cada ojo, cuatro. Me sonríe con cara maliciosa y me manda al mostrador de entrada donde me esperan otras dos con los ojillos haciendo chirivitas. Yo, que soy perceptivo a más no poder y se de buena tinta que jamás me han mirado tres mujeres a la vez hago de tripas corazón y me preparo para la factura, que me conozco el paño. No voy a decir a cuánto ascendió la púa, pero desde entonces el bolsillo no me devuelve el cambio, es un rencoroso de mierda. A cambio ellas me dan un papelito impreso que parece un mapamundi del cambio climático, asi con circulitos llenos de manchas de colores, gradientes y numeritos ininteligibles, seguro que ponía en clave «pringao del quince, meter clavada a saco».
Enfilo hacia la consulta de mi oculista y una vez allí agarra una lupa de esas con bombillita (que en teoría me tendría que haber estado haciendo polvo con la dilatación de la pupila), le echa un vistazo por encima al mapamundi climático como quien mira los resultados de la quiniela y me dice que «esto tiene una pinta muy buena, es bastante gorda para lo que tienes y para mucho más». Si lo sabía yo, que no me podía dejar a mí en mal lugar una parte de mi propia anatomía (ni un solo chiste al respecto, ni uno). Me dice que operan los jueves, y yo le digo que vaya casualidad que hoy es jueves; y como no tiene ni sentido del humor ni de la oportunidad no pilla que si por mí fuera me opero en ese mismo momento. Misma demostración de sentido del humor cuando muevo en señal de pasta el dedo índice y pulgar, cuando se desmarca diciendo que del dinero siempre se ocupan las mujeres y que le pregunte a la secretaria. Eso sí, cuando a uno y otra les comento que si hay descuento por premio a la fidelidad o algo así casi se les saltan las lágrimas de la risa; son raritos los oftalmólogos. Bueno, pues dentro de 14 días nos vemos…
Al final salgo de allí y me vuelvo a mi tierra (donde no me clavan tanto por un mapamundi de mierda que al final ni me dejaron llevarme), y de camino paramos en un restaurante. ENTONCES me empiezan a hacer efecto las gotas, y por lo que me dijeron comí chuletas. Saber sabían a chuletas, pero la verdad es que yo solo veía una mancha blanca enorme que lo cubría todo y podía haberme estado comiendo perfectamente un mojón con edulcorantes; los ojos como las supernenas oiga. El efecto de las CUATRO gotas se me pasó al día siguiente a media tarde, aproximadamente unas 28 horas después de que me las echara…
Otro lugar de la geografía murciana, trece días después.
Todo eso ocurrió hace unos trece días, si no se acaba el mundo antes, ni me atropella (otra vez) un autobús de ninfómanas en excursión, a menos que hayáis sido más rápidos que el rayo en el momento de leer esto estaré de camino a operarme o directamente en quirófano pasando por el láser (los más lentos me pillarán en pleno postoperatorio, o sea, rascándome el ombligo mirando el techo). Ésto significa que no se exáctamente cuándo van a estar mis recien esculpidas córneas en disposición de leer en una pantalla, así que no voy a ver los comments ni los correos en un tiempo indefinido (sed comprensivos si os considera spam y os retiene hasta el mensaje hasta que vuelva). Cuando regrese os lo haré saber, claro, no pensaríais que os escaparíais tan facil de mí… ingenuos.
Ah, por si acaso. ¿No sabrá nadie dónde se venden teclados braille?. XD
Frase del día:
«A veces podemos pasarnos años sin vivir en absoluto, y de pronto toda nuestra vida se concentra en un solo instante.»