Encuentros en la tercera calle (a la derecha) – La antiguía, parte 2

Anteriormente: Encuentros en la tercera calle (a la derecha) – La antiguía, parte 1

Así que después de un viaje tremendo en bus o en tren, echando más horas que lo que tardaron en sacarle brillo a las pirámides de Egipto, llegas a tu destino, allá donde nadie ha llegado antes (al menos que a tí te importe), con una úlcera estomacal del tamaño de un campo de fútbol que no existía antes de que empezaras el viaje. Con una taquicardia que amenaza infarto a ojos vista y la tensión tan alta que cualquiera podría contarte las pulsaciones solo con mirar la vena de la frente.

Pones un pie en el suelo y de momento te invade la sensación de que todavía estás a tiempo de subirte otra vez, pero descubres que hay quien te está mirando fijamente. Si tienes suerte es algún modelo de lencería con 4 carreras y que habla 14 idiomas fluidos (eso solo los europeos); pero en realidad lo que encuentras son varios tipos que (curiosamente son con los que habías quedado) visten exactamente igual que tú te imaginabas a los modernos jinetes del apocalipsis: camisetas de Manowar, cadenas, chupas y gabardinas de cuero, greñas y no sabes donde pero seguro que llevan recortadas, un lanzagranadas y una familia secuestrada y objeto de torturas en el bolsillo. Y piensas «si giro por ahí a lo mejor no me ven y me puedo largar sin que me reconozcan».

Bueno no, las posibilidades de que esto te pase son pocas, solo a mí y solo si la primera vez que quedas lo haces con varios jevis… ¿Por qué no quedaría yo con unas modelos de Playboy en lugar de estos? ¿Por qué será que ya no me quedan ganas de comprobar si usan tangas de encaje?

Lo mejor que se puede hacer es quedar ya con alguien en la estación nada más llegar, así tienes la vía de escape más rápida posible: saltar sobre las vías. Sí, parece algo radical pero cuando yo vi a aquellos me lo planteé.

Pongamos que el shock es menor y no te da el infarto en la misma estación. Llegas, te instalas en el hostal (apartas las cucarachas primero, amablemente o con un mechero y un bote de laca, según su persistencia) y te tomas un cubo de tila y un tubo de sales de frutas (que la úlcera también necesita un poquito de atención, que la conoces desde pequeñita unas cuantas horas antes). Te secas los sudores y te tomas otro cubo de tila. Después le cambias el agua al canario sin más narices, que 8 litros de tila es demasiado líquido… A veces, tu escolta (o sea, ese amiguete que has pringado para que te acompañe, pensando en que es más fácil salir en portada del periódico si son dos los cadáveres en la cuneta) también va a base de tila, pero ese va pensando en que a él como no lo conoce nadie tiene la frase del millón: «¿Yo? ¿A este? No lo he visto en mi vida», y dejarte más tirado que una colilla. (Diremos mejor un chicle, que no tengo yo claro si se puede fumar en el blog.)

La posibilidades de que hayas quedado con un psicópata sin descubrir (¡Afú!) o una ninfómana (bieeeeeeen), son minúsculas, pero solo por calmar la úlcera has quedado con tu contacto (hay que ver qué bien queda esto de «contacto», como si fuera una película de espías, eh) en un sitio céntrico, con mucha gente y del que poder salir huyendo en cualquier momento. O al menos un sitio que no te ponga nervioso. Nota: nunca conviene quedar en el cementerio, es un lugar tranquilito y quieras que no para algunas cosas tiene su romanticismo, pero como que da un nosequé que quéseyo…

Te plantas en el lugar y empiezas a mirar el reloj, las 19:25 y has quedado a y media. Después de un rato largo empiezas a impacientarte así que vuelves a mirar el reloj. Las 19:26. Uf, qué agonía de espera. Te sientas, jugando con el móvil (a falta de otra cosa, porque te estás poniendo en un estado de nervios que podrías pegarle un rugido a cualquiera que te roce). 19:27. 19:28. 19:29. 19:30. Piensas «ya llega tarde, me voy», pero claro, no te has comido chochomil kilómetros para ir a sentarte en una silla, así que haces de tripas corazón y aguantas como puedes. 19:31. 19:32. 19:33. 19:34. Qué curioso, ahora sabes que no eres tú quien puede acabar en la cuneta, es ese cretino que llega tarde que como lo pilles lo vas a hacer pedazos. 19:35. 19:36. Suena el móvil y casi te salta una vena.

¿Hola? ¿Dónde estás? Estoy aquí. Vale, y eso dónde es. Pues mira, ahora mismo estoy mirando dirección sol pero no llevo camisa nueva. Ajá, muy práctico, y cuándo llegas. Yo creía que había llegado ya. Pues yo no te veo. A ver si levantando la mano me ves. Pues no. Mejor porque estaba sacando el dedo. Capullo. Hombre, es que así seguro que me reconoces porque levantar la mano puede levantarla más gente. Vale, pues ven para acá. ¿A dónde? Pues a donde habíamos quedado. A ver si me aclaro, si estoy mirando al sol eso donde queda. Pues no se. Como guía no tienes precio. A ver… girate y anda. Si ando me caigo al agua. Pues gírate y sigue andando. ¿Me giro a dónde? A la derecha. ¿Mi derecha o tu derecha? Será la misma. Hombre, será si tu también estás de cara al sol. Creo que no. Bueno, pues yo voy a andar hacia la luz, si me ves avisa. Vale. Estoy andando. Vale. Sigo andando. Vale. Se me acaba la tierra. Creo que ya te veo. ¿Llevas un móvil en la oreja? Sí. ¿Tú también? Cuánta astucia acaparamos.

Fundamental ahora. Si habías dicho que llevabas tanga de encaje no lleves otro o puede sentar fatal, si por casualidad te has cruzado con quien habías quedado y lo sabes, si te preguntan si eres tú no digas que no sabes de qué te hablan. Tu vida peligra en ambos casos. Tanto si te tragas los chochomil kilómetros como si eres el tont… perdón, la persona que está esperando, no hace demasiada gracia ninguna de las dos cosas. Bueno sí, para qué nos vamos a engañar, es gracioso para el que lo hace. Jojojo.

Tus temores resultaban no ser demasiado fundados, si es un psicópata es de esos que no llevan el cuchillo de carnicero al cinto. Pides unas cocacolas (esto es opcional, ya sabéis que tengo un problema gordo con la bebida) y empiezas a charlar. Diez minutillos después ya no te acuerdas de la úlcera (ella sí se acuerda de tí, y además es algo que te piensa recordar durante toda la vida), y la conversación es hasta interesante, como en realidad esperabas que fuera. También puede ser que los dos (o los que sean, el concepto de «cuantos más seamos más nos reiremos» funciona perfectamente en estas cosas) se miren como tontos durante media hora y sin que haya ningún tema, pero al menos en mi experiencia son los menos casos.

De todas formas, en este punto ya están todas las cartas sobre la mesa, lo único que puedes hacer es intentar sacar tu mejor sonrisa y la lista de temas de conversación comunes (o la alternativa de excusas para escurrir el bulto, muy socorrida la de «el viaje me ha dejado fatal, mejor lo dejamos para otro día», y acto seguido coges otra vez el bus), y disfrutar/aguantar con quien tengas delante.

Frase del día: «Y el hombre en la lluvia cogió su bolsa de secretos…»

8 pensamientos en “Encuentros en la tercera calle (a la derecha) – La antiguía, parte 2

  1. Mosky

    Ya ni recuerdo lo que iba a comentar porque me has dejado cogida: ¿romántico un cementerio? ¿¿Desde cuando?? ¿¿Desde Buffy?? Ahora entiendo tu tranquilidad: no temes encontrarte con un psicópata ¡¡¡porque el psicópata eres tú!!!

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  2. kamala

    Hola. Ay madre, antes de nada lo de «chochomil»… ains!!!!! no puedo con ello. ¡¡Pero qué vocabulario!! grrrrr jajajajajaja. Madre mía….

    Bueno, me he partido de risa con la conversación por móvil, y estoy viendo que es bastante difícil escaquearse en un momento así. No sé, es muy raro porque te da la sensación de que conoces a la persona, pero como no la has visto en tu vida, le estás hablando a una persona que… ¡no te suena nada su cara! jajajaja. Qué fuerte….

    Se te ha olvidado comentar que el que viene de visita, tiene que traer un regalo. Qué pasa, que eso lo dejas para la parte 3ª?? seguro…. jajajajaj.

    Un besito, feliz semana.

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  3. Anchoa a la Vinagreta

    Mosky:»Ahora entiendo tu tranquilidad: no temes encontrarte con un psicópata ¡¡¡porque el psicópata eres tú!!!»

    Aplastante.

    Saludos, Anchoa a la Vinagreta.

    P.S. Yo, si me dan planton y no veo una teta, a mi me devuelven el dinero.

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  4. Alba (sin nicotina)

    Oh my god!!!!!!

    Varías cosas,

    Esa conversación telefonica ¿Está basada en hechos reales? Es para vivirla….. juas juas juas!

    Este blog es libre de malos humos, que conste, que estoy sensible con el tema.

    un cementerio es la mar de tranquilo… ahora no sé yo si romantico (quizá el día de todos los santos con tanta floripondia si que lo sea) pero nunca se me ha ocurrido quedar en uno (todo se andará)

    ¿Y que pasa cuando estás en una estación de autobus dando vueltas y más vueltas colgado al movil, ¿ves el Banco Santander? «yo no» ¿Donde está? «coño al lado del Restaurante» ¿que restaurante? ¿Estaremos en la misma planta?… Coño… Estamos en difrentes estaciones! Eso es el colmo del surrealismo.

    Besos

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  5. girlonaleash

    me gusta tu forma de guiar a la gente: estoy de cara al sol, camino hacia el sol y tu haz lo mismo XDDDDD
    Por no decir lo de sigue la luz… Caroline? XDDDDDD
    No será que eso de quedar en sitios y usar el sol etc… lo sacaste de tus añós mozos como joven castor ;) ??

    CaRpE DiEm, voy a seguir la luz un rato ;)

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  6. AOH/Rasczak Autor

    Mosky, psa, ventajillas que tiene uno de saber que lo que se encuentre no puede ser peor que lo que va al encuentro. XD

    Kamala, tienes toda la razón y me lavaré la boca con jabón para ver si mejoro mi vocabulario, aunque no lo veo fácil. Hombre, eso que dices de no sonarte de nada la cara… yo siempre que he ido a algún sitio tenía cierto conocimiento de la cara de cada cual, o al menos me he hecho rápido a la situación. Eso del regalo es nuevo para mí, jajajaja.

    Anchoa, no les des la razón que luego se lo creen y es a mí a quien se le suben a las barbas.

    Alba, ya ves tú qué diálogos de besugo se llegan a tener. A ver, un sitio así, tranquilito, apartado, solitario, con arbolitos y muchas flores, donde se oye a los pájaros piar… más bucólico que un cementerio hay pocas cosas. Jajajaja. Calla, calla, que de estaciones también se yo unos cuantos chistes… Jojojojo, qué tiempos aquellos.

    Girlonaleash, 10 años en los Spetsnaz… XD

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  7. ShadowStalker

    Huy, pues yo creo que aun siendo lo peor existente siempre se puede dar con alguien peor. En cuanto al cementerio… no es que me considere muy tetrico, pero supongo que depende de la compañía con la que estes. De todas formas, a mi un cementerio por la noche me parece un lugar muy interesante para pasar el rato, aunque mejor solo que con desconocidos :P

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  8. Kaguya

    La ventajade quedar en un cementerio es que normalmente son suficientemente pequeños y tranquilos como para que sea fácil encontrar a la persona con la que habías quedado.

    La conversación telefonica es real como la vida misma, aunque las a habido peores. Como esa qque dice: «¿done estas? – No se… ni puta idea.»

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