Vamos a ver, por petición popular, el primer capítulo de futurible política ficción del Plan Antoñito.
El plan (y nunca mejor dicho) era sencillo, pero muy al contrario del pensamiento general de los Cojonudos no habría de ser una guerra abierta, y es que a pesar de que todos sabíamos que podríamos rodear y avasallar al ejército español con nuestros efectivos y nuestro dominio de las artes de la guerra, nunca quisimos provocar un incidente internacional a gran escala (que de todas formas era más por la molestia que porque nos preocupara, ahí nos las dieran todas juntas).
Así, un comando especializado se infiltraría en las dependencias del congreso de los diputados, y se instalaría indefinidamente allí; la misión, reunir toda la información posible sobre los diputados y sus trapos sucios.
El comando estaría formado por una palmerita y un ficus expertos en disfraz, que hábilmente sustituiría a una de las plantitas que tienen en la sala de visitas contigua al despacho del Presidente del congreso (como se ve en la fotografía tomada por el ficus desde su posición aventajada en los sistemas de ventilación). Como véis, las habilidades de la palmerita la hacen indistinguible de la planta que sustituyó, y que desgraciadamente tuvimos que silenciar (en todas las guerras hay bajas, era ella o nosotros).
El ficus (que fue seleccionado de entre docenas de aspirantes que lucharon a rama partida por un puesto de tanto honor), de la clase Nerifolia y con experiencia en lucha encubierta, se situó en una posición de excepción dadas sus increibles capacidades de mimetismo y agilidad, permitiéndosele moverse por todo el edificio a la busca y captura de cualquier cotilleo interesante, además de poder usar las habilidades que le enseñaron en sus 15 años con los Spetsnaz y los Delta Force (donde sirvió con… Chuck Norris!! . Sí, se hizo pasar por ciudadano de la URSS y de los USA en su momento, habla 27 idiomas fluidamente, incluido Algonkino) para poder eliminar a cualquiera que descubriera la tapadera de la palmerita. En caso de que lo descubrieran a él, la infalible excusa de «yo solo soy el cocinero» nunca le falló (si no le falló a Steven Seagal con la pinta de mongui que tiene, para un ficus de élite era pan comido).
Por mi parte, como líder del comando y embajador de la RICPC en España (aparte de amantísimo líder de los Cojonudos), me integraba y hacía el paripé entre la población de aquel país, intentando que nuestros verdaderos motivos de visitar la capital no quedaran al descubierto. No fue facil, hubo que hacer vida social y no hubo un momento de descanso, mientras además me mantenía siempre alerta ante una eventual entrada «a saco» en el congreso para sacar a mis hombres (o debería decir mis plantas) de lo que podría convertirse en un infierno si se descubría el pastel (y no tenía guinda, así que no era plan).
Después de cierto tiempo, conseguimos datos suficientes sobre todo el mundo como para forzar una reunión de emergencia de los más altos cargos del gobierno español y que rindieran el país sin oponer la menor resistencia. Además terminamos convenciéndoles que era mejor así, que de todas formas solo me separan 13000 o 14000 familiares lejanos del reinado (gracias a mi prima Letizia), y entre el hijo de Ana Obregón y yo, la mejor opción era yo, aunque solo sea porque molo más y al fin y al cabo soy Cojonudo. De todas formas, les dimos la opción de redactar un estatuto de autonomía interesante para ambas partes que les permitía seguir parecido a hasta ahora (solo que pagando un diezmo y rindiendo pleitesía), dejando los verdaderos amos del cotarro en la sombra (o sea, yo).
Y así fue cómo nos hicimos con el control del país que anteriormente se llamaba España, que ahora es Ex-paña, o simplemente «el extraradio», porque la RICPC siempre será la RICPC por muchos estados que controle desde la sombra. Después de tal hazaña yo volví a mi tierra, con el sentimiento que da el deber cumplido, a sentarme y reinar sobre los Cojonudos como un líder amantísimo (y espero que amadísimo, o rodarán cabezas).
El ficus y la palmerita fueron condecorados, y se les dio carta blanca para desfacer entuertos en todo el mundo (total, para dominar el planeta nos faltaba nada), pero tuvieron problemas con la ley de algún sitio y los metieron en chirona. No tardaron en fugarse de la prisión en la que estaban recluídos y blabla, si se los encuentran tal vez puedan contratarlos…
Por cierto, me estoy planteando hacer una lista oficial de nacionalizados Cojonudos, no perdáis de vista toda esta tontería porque puede que en un futuro no muy lejano se abra el ventanuco único (por el tema del espacio) para echar las solicitudes a Cojonudo.
Frase del día: «A step into the dark, falling down.»