Por motivos que no vienen al caso me ha venido a la memoria una entrada del blog que ya había puesto hace bastantes meses, así he decidido reponer esa entrada con unas mínimas variaciones(lo que podría ser un precedente peligroso, aunque espero que no me pase como a TVE con Verano Azul).
¿Cuántas veces a lo largo de la vida puede uno encontrarse en la duda de… “se acordará lo que dije, no se acordará”? Al abajo firmante por lo menos unas cuantas, a cada cual más peliaguda, y es que nos encontramos en una situación lo que se dice chunga, parece que hagas lo que hagas acabas cagándola. Pues gracias a eso he demostrado que la memoria humana posee un tamaño subatómico y se comporta como un miserable electrón (si hablamos solo de memorias, claro, en el caso de algunos si hablamos de inteligencia mucho me temo que entramos a plena potencia en el tema de los neutrinos, y la madre que los parió, en esencia tamaños despreciables).
Pues bien, esto tiene una analogía directa con el Principio de Incertidumbre de Heisenberg. Éste Principio, para los que no estén al tanto, dice (postula, o algo así), que es imposible conocer a la misma vez la velocidad y la posición de una partícula, y que además, ya que nosotros usamos partículas del mismo tipo (en última instancia) para medir las que nos interesan con solo medirlo ya estamos cambiando precisamente lo que estamos midiendo. Jodido la hemos, amigo Sancho.
A lo que iba, adaptando el principio de marras, al que muy originalmente he llamado Principio de incertidumbre social de Heisenberg, nos queda algo así como: “es imposible saber directamente si alguien recuerda y de qué se acuerda sin recordárselo en el proceso”. La demostración es directa.
Supongamos un elemento A que en su día pudo decir o hacer algo, supongamos un sujeto B al que A le dijo algo o le hizo algo. Pasado cierto tiempo el sujeto A duda de si B se acordará de lo que dijo o hizo, y tiene cierto interés en enterarse (sobre todo si se comprometió a hacer algo para “después”, que si B no se acordara podría anular la necesidad de hacerlo). El caso es que A necesita saber si B lo recuerda, pero ahí está la cosa, la única manera de saberlo es preguntarlo, lo más sutilmente posible claro porque si no A estará perdido. Lo más normal, ya que en este país somos igual de finos la mayoría que unas bragas de esparto, es que A no es lo suficientemente sutil y la pregunta salta a la vista si la hace… y si no la hace peor.
Tenemos dos posibilidades principales para la memoria de B, o lo recuerda o no lo recuerda; el problema es que A no puede saberlo hasta que lo pregunte (con más que probables desastrosos resultados), y tiene una probabilidad enorme de variar el resultado de la medición. ¿Cómo? Pues muy sencillo.
Si B lo recuerda, no pasa nada (si A no hubiera preguntado es cuando efectivamente pasa, que queda como un gilipollas seguramente); pero si B no lo recuerda… ahí es cuando A la caga del todo, es imposible preguntarle a alguien si recuerda algo sin recordárselo. Como resultado B se acuerda del tema y da como fin que A ya no tiene dudas, lo que seguramente tiene es trabajo que hacer. La cosa es peligrosa de cualquier forma, y se demuestra empíricamente que la mente humana funciona de manera similar a las partículas subatómicas y por tanto debe tener el mismo tamaño o como mínimo abre una vía de investigación común para psicólogos y físicos cuánticos.
Corolario: preguntes o no preguntes, mantengas o no la duda, lo normal es que quedes como un gilipollas igualmente. Corolario 2: no preguntes y quedarás como un gilipollas pero serás felizmente ignorante.
¡¡¡Este post me encanta!!! jajajaja. Me encanta porque lo entiendo todito todo. Fíjate, hasta me sé la fórmula del Principio de incertidumbre (que no la pongo para que no me tomen tus amigos por empollona…), y no me he perdido entre tanta A y B jajajaja.
Bueno… llevas razón. A mi me pasa que tengo buena memoria, y me acuerdo de casi todo. Pero el resto no, y a veces me toca hacerme la tonta porque si no, te prometo, que la que peor quedo soy yo por recordarlo todo…
Un beso. Me hace gracia el título del post.
Mmmm… depende de lo que la otra persona se supone que tiene que recordar, ¿no? Aunque, por lo general, es incómodo no estar seguro de si la otra persona se acuerda o no, si le dio importancia, si se hace la tonta, si quien tiene que hacerse el tonto eres tú… Muy bueno el post, lo que has escrito pasa más veces de lo que nos gustaría
Un besito
Dios mio, ¡¡te odio!!! me has hecho recordar montones de situaciones de esas en las que he estado hablando con alguien y he pensado «¿Se acordará de aquella vez que…» qué corte por dios!!! siempre quiero creer que la gente es idiota y no se acuerda, pero en el fondo… pienos que si me acuerdo yo que soy una empanada ¿¡por qué no se van a acordar los demás?!
Buenos días. La frase de hoy es muy bonita: «A veces no hacemos algo para evitar que los demas sepan que queremos hacerlo». La has sacado de la película «El bosque».
La que me he encontrado yo en otro sitio también es muy bonita: «amar a alguien es decirle: tú no morirás jamás».
Y nada, un beso.
Kamala, es que tener buena memoria puede ser una maldición. Por cierto que sí, la frase esa es de «El bosque», fue lo único que me gustó de esa película.
Etiam, la verdad es que a veces puede ser MUY incómodo y provoca situaciones surrealistas.
Susana, es que en todos sitios se cuecen habas.
Madre mia que follón. Con la memoria que yo tengo… xDD
PD:A veces veo «a’s» y «bes» xDD
Un besote señor!
Iba a dejarte un comentario, pero veo que sigues empeñado en odiar a Shyamalan. El bosque mola, y mucho, y ese tío es muy bueno, asúmelo. lgún día reconocerás tu error pero entonces… ¡Ay! Entonces ya será demasiado tarde. Rezaré por tu alma, sniff sniff