Como todos los años desde hace ya un largo quinquenio, he perpetrado la felicitación navideña de este año. Como todos los años también, eso implica una total y absoluta falta de vergüenza, pudor social, sentido común y un abuso salvaje del mal gusto, el borderío y el humor negro. Por supuesto, todos aquellos que poseen un DCI (Documento Cojonudo de Identidad), que están a la espera de uno, o que son simplemente miembros honorarios de la República Independiente Cojonera del Patio de Mi Casa, pueden esperar recibirla en los próximos dias (y que echen un vistazo a la carpeta de correo no deseado, porque algunas veces al mandarla va a parar ahí).
Ni qué decir tiene que quien tiene una felicitación navideña firmada por el autor del TPF tiene un tesoro (con una de estas quién quiere amigos, o aparecer en la lista Forbes), y que a día de hoy se considera más importante que recibir un Oscar, un Grammy o un Darwin.
Sobre todo más que el Darwin, para qué engañarnos…
ciertos personajillos me hablaron durante una comida-merienda en un chino sobre los premios Darwin…
Me alegra profundamente pertener a ese otro club: Al Forbes.
ay no… al «otro»
Seamos sinceros…. ¿Quien quiere aparecer en la lista Forbes??? Porque yo no eh?? Que a mi no me interesa… Los premios Darwin da para un post (La Musa en Paro tratando de ilumina…) Pero no, tampoco quiero yo un premio de esos…. ahora…. A partir de hoy, pienso mirar mi correo porque espero más que de sobra, que me llegue la postalita (Aún recuerdo la del año pasado… y se me pone la chicha de gallina…)
En espera de sus prontas noticias,
Le saluda atentamente
Alba
uno de estos dias tienes que hacer un recopilatorio con todas las invitaciones, ¿cuantas van ya, cuatro o cinco?
para comprobar la evolucion del artista mas que nada