Año nuevo, vida nueva, y cosas así se suelen decir; acabamos de entrar en el 2005, el que note la diferencia con el anterior que me la diga a ver si me ilumino. Cualquiera podría pensar que a estas horas debería estar por ahí, poniéndome de alcohol hasta las pestañas o al menos dándole al matasuegras: es que es jodido que algunas personas entiendan que para algunos el cambio de año no significa nada.
Y es que personalmente el hacer cuatro cambios en el «candelario» (quita el 4, pon el 5, borra el 3 y también el 2) no me pone nada, vamos, el grado de excitación debe ser similar al que me producen los escarceos amorosos del cangrejo criollo en temporada otoñal, casi nada. Tendré que reconocer igualmente que los planteamientos para esta noche tampoco han sido los peores que he visto, y hasta me he sentido tentado de torturarme un poco (y a los demás, claro, ya se sabe que es de buen prójimo compartir) y salirme por ahí de alcoholizada; claro que la tentación me ha durado poco, apenas unos segundos, y es que la cabra siempre tira al monte.
El caso es que aquí estoy, actualizando esta chorrada de web al formato nuevo de weblog y dudando entre si ponerme a estudiar otro rato o acelerar un poco el curro de la web comercial que tengo entre manos (por si acaso no llamaré a preguntarle al socio que tengo en ese negocio). Cualquiera de las dos opciones ahora mismo tienen el mismo atractivo que darme de cazos contra la pared, pero es lo que tiene, que tengo.
Volviendo al tema de celebrar fin de año, no creo que nunca le vaya a coger el punto a eso, teniendo en cuenta que todos los años es lo mismo (quitando si acaso aquél que el reloj de la Puerta del Sol no rulaba como debía), y por si fuera poco hasta los presentadores que lo muestran en la tele son lo mismo (me da que a Ramontxu va a acabar como el Cid, palmará el cabroncete, pero lo engancharán a una estaca así bien embalsamadito y alguien le pondrá la voz en plan ventrilocuo, solo espero que al menos no le metan una mano por el culo para moverle la boca, pobre hombre). Además, jodido la hemos amigo Sancho, es una fecha en que a todo el mundo le da por salir, todo está a reventar… O sea, te metes en un lugar atestado de gente en que probablemente no tienes sitio donde caerte muerto (lo que en realidad es bueno, si palmas de sobredosis etílica al menos sabes que no pasarás por el trance de ser pisoteado por pies descuidados), que te cobran una riñonada (creo que en algunos sitios ya te permiten pagar comodamente donando órganos, el portero es cirujano en prácticas que le viene bien al currículum), y a la que te descuidas te sueltan garrafón; y lo peor es que parece que te lo tienes que pasar putamadre por fuerza, a ser posible vestido con el traje de gala ese que cuesta una pasta, que es incómodo como pocos y que la corbata es el artefacto definitivo para terminar con tu garganta si el ambiente no lo consigue antes. Conste que todo esto lo se por los periódicos, o algo así. A mí en particular, como ni la fecha me dice nada, ni nací con demasiado instinto de manada (se siente, está visto que el menda no gusta de ir por el mismo camino que el 99% de la gente, si fuera cebra los tigres me hubieran ciscado ya a gusto, pero por suerte no nací en la sabana), pues seguiré a lo mío.
Y lo mío es celebrar fechas tontas, como el 29 de Agosto desde hace muchos años, o como podría ser 20 de Octubre (está por ver), anda que no molan… Por supuesto son fechas que a nadie le dicen nada (anda, como el 1 de Enero a mí) y seguramente serán media docena de personas en el mundo las que sepan de qué van, pero coño, son fechas que significan cosas de verdad; no porque 2000 millones de personas se vuelvan locas durante horas hay que seguirles la corriente (pensad en los lemmings, pensad en los lemmings).
Pues eso, creo que ya he desvariado suficiente por esta noche, ahora a ver que hago.
macho, se te va la cabeza mucho, y la peli de alejandro magno es un pestiño impresionante. Doy gracias a dios de que me salio gratis verla.