Problemas intestinales (académicos también)

Peligro: contenido potencialmente escatológico, luego no digáis…

Una de las cosas que tienen los exámenes, es que estás todo concentrado y de momento se te ilumina la neurona y das con la clave (evidentemente no la del problema que estás haciendo, sino con otra cosa que no tiene nada que ver), como por ejemplo las similitudes entre el dichoso examen y un problema intestinal.

Y cuanto más lo piensas más parecidos le ves, a saber.

Un problema intestinal suele dar mucho el follón, durante días o semanas, hasta que te lo quitas de encima normalmente en un tiempo bastante menor del que te ha durado la molestia: como los exámenes. Y si no lo ves todavía, los siguientes ejemplos te lo dejarán clarito…

  • El estándar: Ni fu ni fa, te pules todo el tiempo aunque y cuando te vas te queda la sensación de poder haber tirado de la cadena, que vas a tener las mismas.
  • El extreñido: Te pones a hacerlo y te cuesta soltarlo, poco a poco y sin prisas porque terminas fastidiándola, porque a las ideas es que les cuesta salir, 30 vueltas al mismo ejercicio y a la 31 decides dejarlo caer tal cual. Al final, acabe como acabe terminas de un aliviado que no lo sabe nadie.
  • El diarréico: Mi preferido y no por el nombre. Te ponen el examen delante y te sale todo del tirón como si fuera a presión, si mejor o peor es otra historia, pero la mier… los problemas se resuelven con una facilidad asombrosa, casi casi que fueran líquidos oiga. Te sobra tiempo a espuertas.
  • El reiterado: Esos que después de levantarte la primera vez con la intención de acabar, sientes que todavía queda algo por hacer, y te vuelves a poner. Puede darse el caso de varias intentonas consecutivas. Lo peor es el gasto tonto de papel.
  • El disperso: Te pones con el examen y descubres en un instante que tienes miles de ideas independientes, dispersas y aparentemente inconexas, como una explosión de creatividad. La nota acaba dispersa también a lo largo de varias convocatorias.
  • El peo disimulado: Vas al examen, te sientas, te lo ponen, lo miras y te vas, igualito que cuando vas a giñar con unas ganas tremendas, te sueltas un peo del 15 y se te pasan las ganas. Decepcionante, pero muy económico en cuestión de tiempo y papel.

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