El primer beso, el primer polvo, la primera vez que haces la declaración de la renta, el primer hostión al coche, y como no la primera vez que te cuajan de spam el blog de las narices. El jueves se obró la maravilla de aparecer «de la nada» 17 comentarios aleatorios en diferentes posts del blog, y claro, a uno le aumenta exponencialmente el ego cuando le dejan comentarios a manta pero como no entendía que podía significar algo como «asiuorydsfcukyasjsdabj» pues decidí borrarlos, porque si hay que tener comentarios se tienen, pero tenerlos pa’ná es tontería (prefiero que la burra sea pequeña y que ande, gracias).
Y así me puse como un poseso a seleccionar y eliminar posts spámicos y familia, sin piedad alguna, y puedo decir sin temor a equivocarme que soy una máquina de darle al botoncito de eliminar (la afición a romper cosas tenía que servir de algo). La mala noticia es que hubo bajas colaterales: me he dado cuenta que me he cargado también sin querer un comentario de Su en mi chorrapost del aparcamiento a la primera. Sorry.
Jajaja, hala di que sí, elimíname sin piedad ;-)
A mí también me encanta seleccionar cosas y darle a «supr», pero la mayoría de las veces termino borrando cosas que no quería; en fin… gajes de hacer limpieza.
Esta mañana he ido al corte inglés y en el enorme parking vacío aparque exactamente en el medio de dos plazas, supongo que calculé mal, porque luego, al volver a casa, aparqué perfectamente justo enfrente del portal.
Un beso
Ahh!! y sí que es verdad eso de que las primeras veces siempre son especiales. Pueden ser especialmente buenas o especialmente chungas, pero siempre se recuerdan.
Acabo de hacer limpieza y esta vez no me he cargado a nadie que no se lo mereciera. La edad me está ablandando…