Previamente, en ediciones anteriores del Plan Antoñito I, II, III, IV y V. Sí, es triste que ésto de para tanto.
La RICPC está ya madura, llevamos ya varios meses funcionando a pleno rendimiento en esto de la emancipación territorial y nadie ha venido a decirnos (bueno, a decirme) nada, así que aquí seguimos al pie del cañon y en el candelero en todo el rollo de separarse del estado Español y tal. Estamos ya tan lanzados que ni siquiera nos hace falta reformarnos el Estatuto correspondiente, que por mucho que empezara con «El patio de mi casa es una nación» era algo absurdo de decir ya que es un Imperio Republicano (¿y eso cómo se come?), así que me voy a dedicar en su lugar a perpetrar algún tipo de constitución o código legislativo que ponga las cosas donde a mí me interesan. De momento lo único que tengo claro es que tendré que dar por bueno el derecho de pernada (jujujuju), y que se irán prohibiendo tipos de música en las tierras de la RICPC según vayan travesándoseme (por ejemplo, el reggaeton, un dos tres reponda otra vez).
El tema de los transportes me lo voy a saltar cuando me ponga a organizar seriamente el imperio, aunque por no ser menos que nadie habrá que poner una línea de metro que cubra el espacio entre el ficus y la palmerita (que es la mayor diagonal que hay en todo el patio). Si es que la RICPC va a tener una capital que va a dar gloria verla, ocupando todo el territorio nacional… ni Andorra, oiga. Y está claro que hay que dar una impresión de capital cosmopolita y de buen nivel, así que precisamente al lado del ficus estaba pensando en poner un teatro liceo así como de mucho postín, que siempre da gusto verlo (aunque sea por fuera). Entre la palmerita y el macetero de las margaritas voy a poner una zona de marcha pero en versión adultilla, entre pubes, baretos y garitos variados creo que me las apañaré para poner un par de sexshops y peepshows. Tengo cosa de dos metros cuadrados para gastarlo ahí, puede parecer algo apretado pero en según qué situaciones las distancias cortas son las mejores. ¿No?
Ah, también tengo que volver a comenzar la cruzada expansionista aquella que se quedó en suspenso después que la vecina del quinto se conociera que tenía un novio culturista, por lo menos hasta conseguir anexionar algún territorio con cuarto de baño, que llevo desde Junio sin echar una meada en condiciones… ¿Por qué tendré un patio sin un miserable váter?